viernes, 18 de noviembre de 2016

2015 ARISTIDES UREÑA RAMOS "ANTI TROPICO N°1"

ARISTIDES UREÑA RAMOS

ANTI TROPICO

El Anti Trópico N°1.




Desde que puse pies en Panamá observo, con mucha curiosidad, la abrigadora sensación que nos da nuestro paisaje criollos.
Allí siento el invierno y sus derretidos matices y mis colores adapta con paciencia dichas emociones.




FOTO ARISTIDES UREÑA RAMOS-
Anti Trópico N°2

En mi obra realizada en el 2015 del título "EL DIOS DE LA OCTUBRERA" tela realizada a la manera de retablo de altar del renacimiento, por eso de tamaño grande. ..trato de capturar este anti trópico experimentando esos colores diluidos que nos regala nuestro paisaje istmeño. Dicha obra es un pilaste de nuevas emociones.
Sobre todo para aquellos que han podido captar aquel momento - en épocas de chaparrones invernales - donde se derriten los colores.
Para aquellos observadores no distraídos de el estrés cotidiano, que pese al caos logran capturar esos momentos mi invitación para que me acompañen en esta aventura.
ARISTIDES UREÑA RAMOS
"EL DIOS DE LA OCTUBRERA"
280cm x 175cm
2015
técnica mixto acrílico

Obra en Evasión Den Gallería...teléfono:


Nos trasformamos en Pez”

Arístides Ureña Ramos
Panamá 20 noviembre 2015
...
“Si continua a llover así, todos nos vamos a volver pescao’”, es la frase que se escucha en estos días lluviosos de una Panamá capital, sumergida en los chaparrones de noviembre.
Y rápida son las picaras asociaciones que dichas palabras nos reportan.
¡En verdad que siiiiií¡, notamos que estas lluvias son INTENSAS, fuera de cada lógica, A OTRO NIVEL BRODER, al menos para mí que desde hace muchos años no gozaba de tan maravillosa emoción.
Los recuerdos se resbalan como bañadas gotas transportándonos a nuestra infancia, cuando celebrábamos las llegadas de los primeros vendavales octubritos, acompañados del preocupado gritos de nuestras madres, que clamaban: “Se le van a secar lo huevitos y no van a poder tener hijos” porque quien se baña con los primeros aguaceros o se trasformaba en pez o se le secaban los huevitos, eso decían las personas adultas, eso creíamos incrédulos los más pequeños.
Fuerte son las remembranzas de nuestra niñez, porque son llamados dulces y acogedores que dan forma a nuestra madurez, por eso recordar los bellos momentos, alimentarse de ellos, son elixir curativos a nuestro fatigado vivir.
Tío Samuelito, era un mito que construyo mis ilusiones, edificando las anécdotas de mi breve infancia, pues era hombre rudo y dulce que sabía manejar carro de tipo pesante, cuchilla y aplanadora en las tupidas selva de la cordillera central veragüense.
Recuerdo cuando bajando por las montañas de Santa Fe bajo un tremendo aguacero, en su camioneta Chevrolet de 5 cambios, nos decían que no respiráramos fuerte, porque dicho respiro empañaba los vidrios del carro y no se podía ver la peligrosa carretera, mucho menos sus curvas sinuosas debajo a los imponentes chaparrones.
Pues pese a nuestro esfuerzo titánico por no respirar fuerte, los vidrios se ahumaban de vapor, allí era donde mi Tío Samuelito, me hacía salir del carro y me hacía sentarme en la parte delantera del auto, sobre la capota, para que desde allí pudiera guiarlo por la carretera, indicando cada tipo de peligros, es claro que el también sacaba la cabeza por la ventana para verme mejor .
Y yo contento, con el aguacero que me bañaba el cuerpo, a tal punto que parecía un mono empapado hasta las cejas. Y los gritos de mis hermanos que me gritaban: “Pescao’, Pescao’, te volviste pescao” .
Hoy aquí, respirando este suelo oliente de humedad, escuchando el profundo sonar del chorretear, pienso que tal vez no lo sé, que muchas veces se me secaron lo huevitos sin darme cuenta, que fui burla cruda para los monitos santafereños, que mis pulmones fueron océanos “enchacarrados” de oxígeno, que también podemos transformarnos en peces cada vez que lo queremos, abandonándonos a esa quimeras infantiles…….basta desearlo y una sonrisa infantil se dibujara en nuestras caras.
¡Buena trasformación

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